Poda
Planificación y selección de herramientas:
Evaluación del árbol: Antes de comenzar la poda, examina el árbol para identificar las ramas que necesitan ser cortadas. Observa si hay ramas muertas, enfermas, rotas o que interfieran con otras ramas o estructuras. También evalúa la forma general del árbol para decidir si es necesario moldearlo.
Selección de herramientas adecuadas: tijeras de podar para ramas pequeñas de hasta 2 cm de diámetro, serrucho de poda para ramas de tamaño mediano entre 2 y 8 cm de diámetro, motosierra para ramas grandes o gruesas de más de 8 cm de diámetro.
Afilado y desinfección: Asegúrate de que todas las herramientas estén bien afiladas y desinfectadas para evitar la transmisión de enfermedades entre árboles.
Identificación de ramas a cortar:
Ramas muertas o enfermas: Prioriza la eliminación de las ramas que estén secas, muertas o que presenten signos de enfermedad o plagas. Estas ramas no solo afectan la salud del árbol, sino que también pueden convertirse en un riesgo si se caen.
Ramas cruzadas o que rozan: Elimina aquellas ramas que se crucen o que rocen entre sí. Esto previene daños a largo plazo, ya que el roce constante puede debilitar las ramas y hacerlas más propensas a enfermedades o roturas.
Equilibrio del árbol: También es importante eliminar aquellas ramas que haga que el árbol crezca hacia dentro de la copa, obstruyendo la circulación de aire y luz.
Técnicas de corte:
Cortes limpios y precisos: Realiza cortes limpios, sin desgarrar la corteza ni dejar astillas. Siempre has cortes en un ángulo de 45 grados, ligeramente por fuera del cuello de la rama( el área abultada donde la rama se une al tronco o a otra rama ). Esto facilita una cicatrización rápida y saludable.
Corte en tres pasos para ramas grandes: Realiza el primer corte en forma parcial desde la parte inferior de la rama, a unos 30 cm del tronco. Haz un segundo corte en la parte posterior de la rama, unos 5 cm más afuera que el primer corte, hasta que la rama se desprenda. Realiza un tercer corte final justo fuera del cuello de la rama para eliminar el tocón que quede.
Evitar cortes excesivos: Nunca retires más del 25-30% del follaje de un árbol en una sola poda. Una poda excesiva puede debilitar el árbol y hacer que sea más susceptible a enfermedades y estrés.
Fomento de un crecimiento saludable:
Poda de formación: Si el árbol es joven, realiza una poda de formación para guiar el crecimiento. Selecciona una rama central dominante( llamada líder ) y corta ramas laterales que compitan con ella. Esto dará al árbol una estructura más fuerte a medida que crece.
Fomento de la circulación de aire: Al eliminar ramas interiores o muy densas, mejora la circulación del aire dentro de la copa del árbol. Esto reduce el riesgo de enfermedades y promueve un crecimiento más uniforme.
Formación de una estructura equilibrada: Asegúrate de que el árbol tenga una estructura equilibrada, eliminando las ramas que crezcan hacia dentro de la copa o que estén demasiado inclinadas.
Cuidado posterior a la poda y limpieza:
Revisión de las heridas: Después de la poda, revisa las heridas para asegurarte de que sean limpias y no haya desgarraduras. No es necesario aplicar selladores de poda, ya que los árboles tienen mecanismos naturales para cicatrizar.
Riego adecuado: Si el árbol es joven o está en un período de crecimiento, asegúrate de que reciba suficiente agua después de la poda. El riego adecuado ayuda al árbol a recuperarse y a fortalecer su sistema de raíces.
Limpieza del área: Retira todas las ramas y restos de poda del suelo. Las ramas enfermas o infectadas deben ser quemadas o desechadas adecuadamente para evitar la propagación de plagas o enfermedades. En caso de ramas sanas, pueden triturarlas para hacer compost o mantillo.
Control periódico: Observa el árbol durante las semanas siguientes a la poda para asegurarte de que cicatriza correctamente y que no haya signos de estrés o enfermedad.